lunes, 1 de abril de 2013

Kafka y la muñeca viajera

Kafka y la muñeca viajera es una novela de Jordi Sierra i Fabra y relata un episodio real de la vida del famoso escritor universal Franz Kafka. Un año antes de su muerte, este vivió una experiencia muy insólita. Paseando por el parque de Steglitz en Berlín, lugar donde se sitúa la novela también, encontró a una niña llorando desconsolada porque había perdido a su muñeca. Para calmar a la pequeña, Kafka se inventó una entrañable historia: la muñeca no se había perdido, se había ido de viaje, y él, convertido en un cartero de muñecas, tenía una carta que le llevaría la día siguiente al parque. Aquella noche, el escritor de La Metamorfosis escribió una de las muchas cartas que durante varias semanas entregó a la niña, narrando las experiencias de la muñeca llamada Brígida por todo el mundo.

A partir de estas cartas, se relata también el proceso de maduración de la pequeña, la cual poco a poco se va desprendiendo de su muñeca y va comprendiendo que algún día ella hará lo mismo; será independiente y podrá recorrer el mundo entero. 

Me pregunto si Kafka escribió estás cartas tal y como describió la que fue su amante. Ella decía que escribía esas cartas como si de una de sus grandes obras se tratase. Desde luego, es una historia que ablanda el corazón a cualquiera que conozca la dura vida de Kafka; llena de obstáculos, discusiones con su padre y de su triste muerte a causa de la tuberculosis. 

En mi opinión, Jordi Sierra i Fabra ha relatado en este pequeño, pero intenso libro magníficamente esta historia y, a pesar de que esas cartas nunca llegaron a recuperarse ni tampoco se volvió a encontrar a aquella niña para la que uno de los grandes de la literatura universal escribía personalmente, reconstruye los hechos de una manera que parecen reales; las cartas parecen reales.

Para mí, esta historia ha cambiado la imagen oscura que tenía de Franz Kafka y me ha dado ha conocer su lado tierno. Además, la historia me ha enseñado una moraleja: poco a poco, vamos siendo más independientes, pero es parte de la vida y de la madurez, que incluso esta pequeña niña comprendió. Sobre todo, este libro habla de libertad y amor.
En definitiva, Jordi Sierra i Fabra escribe una novela sobre uno de los misterios más hermosos de la narrativa del siglo XX.


Este es un extracto de una entrevista hecha a Jordi Sierra escrita por el blog literario Papel en blanco:
Entrevistador( Papel en blanco): Hablemos ya de ‘Kafka y la Muñeca Viajera’, el último libro que he tenido el placer de leer. Muchas personas, cuando se han enterado de que le entrevistaría, me han pedido que le felicite enormemente. Toda la vida escribiendo y es ahora cuando viene su éxito más celebrado. ¿Se lo esperaba?
Jordi Sierra i Fabra: Que te den el Nacional por un libro es un éxito, sí, pero lo de que sea el éxito más celebrado… Hace dos años fui candidato por España al Nobel juvenil, el Andersen, y también fue algo hermoso. Sobre si lo esperaba… pues sí, cada año se decía que ya me tocaba y había sido 5 veces finalista (en 2006 quedé tercero). Yo creo que como disfruto tanto escribiendo, el éxito real es despertarme cada día con nuevas ideas en la cabeza, y acostarme habiéndolas escrito. Lo demás es relativo. Me siento más feliz de mis dos Fundaciones ahora mismo que de cualquier otra cosa, porque hago un bien directo y real a muchos jóvenes de España y Latinoamérica.
PeB: En ‘Kafka y la Muñeca Viajera’ se adivina una gran dosis de ternura, y de cariño hacia su protagonista real, Franz Kafka. ¿Qué le diría al mítico escritor checo en una ficticia conversación con él?
JSiF: Nunca lo he pensado. Yo era un escarabajo que un día se convirtió en niño, al revés que en la Metamorfosis. Quizás le preguntase, como me preguntan a mí en las escuelas, cómo se sentía realmente de niño. La infancia y la adolescencia son las forjadoras de nuestro futuro.
PeB: Para hacer literatura infantil de forma tan prolífica, ¿Cuál es el secreto? ¿Se escribe para los niños, siendo como un niño, o ambas cosas?
JSiF: Soy un crío de 60, sí, y me encanta. Mi obra es muy seria, yo no. Me río de todo, soy feliz, la gente me ve siempre sonriendo aunque por ejemplo el año pasado haya superado un cáncer. Soy así. Pero sé que conecto con los jóvenes por otras causas, mi manera de escribir, mi aire rockero, mi forma de hablar, el hecho de escucharles, entenderles, recibirles en mi casa, la Fundación que les apoya si quieren ser escritores…

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