Era una noche aparentemente tranquila, como todas las noches en las que algo está a punto de suceder. Sin embargo, en su cabeza no existía esa calma y una tormenta de pensamientos invadía su mente. Quizás llevara 3 semanas sin probarlo, sin olerlo, pero para ella parecía toda una eternidad. Lo necesitaba. Necesitaba embriagar su mente y necesitaba esa bebida que al parecer todo lo borraba.
Decidida y, a pesar de su intento de abstinencia, no pudo más y humedeció sus labios con alcohol. Una vez que su boca lo hubo probado no habría vuelta atrás, no pudo parar hasta que su mente pareció relajada y toda esa tormenta se desvaneció.
Cogió su coche negro para dirigirse a casa. Pisó el acelerador y se introdujo en una espiral de la que no podría salir. Era de noche y una luz no cesaba de eclipsar en sus ojos parpadeantes. Aquella luz no paraba de interponerse entre su mirada y la carretera. Sería debido al alcohol la poca nitidez con la que veía, pero las luces de los focos no cesaban y sus manos comenzaban a sentirse nerviosas. Más luces. Vehículos que la adelantaban. Ruidos. Su mente comenzaba a estar nerviosa. Sus manos comenzaban a temblar. A descontrolarse. Sus dedos intentaban aferrarse al volante, pero era en vano. Vio que su vida no valía nada, que era un mero estado de alcoholismo. Clavó su mirada en el coche que venía de frente decidida a quitarse la vida. Sus nerviosas manos se quedaron inmóviles, pisó el acelerador y dejó impactarse contra el enorme Land Rover de gama alta. Sintió un fuerte tirón, una caída hacia el lado derecho de la carretera.
Silencio. Solo silencio. Un silencio terrorífico. Solo se oía su lenta y entrecortada respiración. La sangre cubría gran parte de su cuerpo. Había fracasado. Su mayor miedo estaba allí, seguir con vida. Intentó dejar de respirar. Procuró no salir de allí. Permanecer en ese coche hasta que su corazón se parase.
Avistó el coche estrellado a su izquierda y contra sus principios, se levantó y miro en su interior. Ella no consiguió su objetivo, sin embargo, aquellos pasajeros estaban al borde de la muerte. Decidió dejarlos morir, pero ¿y si seguían vivos y después le culpaban por el accidente y tenía que pasar su vida entre rejas? . No, no, no. La cárcel no. Empezó escavar. Podía oír la el aliento que les quedaba a los dos pasajeros, pero siguió escavando. Escavó con sus propias manos apoderada de una locura, de la locura de la culpabilidad. El agujero era perfecto, hondo y alejado. Cogió el primer cuerpo de los tobillos, era de los dos el más dañado y lo tiró a el agujero. Acto seguido con paso firmé cogió al otro cuerpo. Este estaba consciente e intentó con un grito desgarrador salvarse. Ella se colocó el cuerpo al hombro para no tener que ver la cara ensangrentada del hombre. Este le arañaba y le clavaba las uñas. Pero ella era más fuerte, y acabo arrojándolo junto al otro cuerpo. Comenzó a cubrirlos con tierra aún vivos. Uno de ellos gritaba . Fue en balde ya que acabaron bajo tierra.
Una vez terminado el trabajo sucio. Decidió no volver nunca. Y se escondió en una cueva que había a los alrededores. Una cueva oscura y húmeda, donde las gotas de agua eran el único sonido. No tenía nada. Solo una mente alocada y descolocada por la atrocidad que había cometido.
El accidente y desaparición de esas dos personas fue investigado durante meses. La policía llegó al lugar del crimen, descubrieron la fosa de los cuerpos. Sin embargo al escavar no encontraron nada, salvo un par de huesos. Solo una persona sabe donde están los cuerpos. Y os voy a desvelar qué pasó con ellos. Fueron nuevamente sacados de la fosa y descuartizados por la asesina, necesitaba comida y era la opción más viable. Os preguntaréis como sé la respuesta a tantas investigaciones y exploraciones. No solo soy la narradora que todo lo ve, soy algo más. Yo soy aquella chica.
CONCLUSIÓN:
Después de tener que elaborar un relato de terror, he podido valorar mucho mejor la maestría que Poe pertenecía para crear sus relatos. Es extremadamente complejo escribir un relato de este tipo y llegar a su objetivo, crear sensaciones fuertes en el lector. Aun teniendo de ejemplo a Poe y pudiendo tomar sus técnicas para redactar mi relato, me ha resultado una tarea difícil que no he conseguido plenamente, no he conseguido dar en esa "diana" para la que Poe tenía una habilidad increíble. Por eso, he podido comprobar que los relatos de Poe son de una calidad dificilísima de lograr.
Por otro lado, aunque admita que este autor tiene una gran obra, no figura entre mis favoritos. Es decir, después de leer sus relatos no son de mi completo gusto, pero si me ha parecido interesante poder haber leído en clase algo que por mi cuenta no habría leído.
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